Por: Personal Mayo Clinic
22 de Noviembre del 2018
En el trabajo, con tu pareja, con tus hijos, en el tráfico. El estrés y la ansiedad están en todas partes, pero si te están consumiendo, puedes tomar una colchoneta y probar cómo te va practicando yoga.
El yoga es una práctica del cuerpo y la mente que combina posturas físicas, respiración controlada y meditación o relajación. El yoga puede ayudar a disminuir el estrés, la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Además, casi todas las personas pueden hacerlo.
El yoga es considerado uno de los muchos tipos de enfoques complementarios e integradores de la salud, pues combina disciplinas físicas y mentales que pueden ayudar a alcanzar tranquilidad en el cuerpo y la serenidad mental. Todo esto puede ayudarte a relajar y a controlar tanto el estrés como la ansiedad.
Los componentes principales del hatha yoga y de las clases más generales de yoga son:
* Posturas. Las posturas o poses del yoga son una serie de movimientos destinados a incrementar la fuerza y la flexibilidad. Las posturas varían desde acostarse en el piso sintiéndose completamente relajado hasta poses más complicadas que exigen casi llegar al límite físico.
* Respiración. Controlar la respiración es una parte importante del yoga. El yoga enseña que el control de la respiración ayuda a tomar control del cuerpo y a tranquilizar la mente.
* Meditación o relajación. En el yoga, también se puede incorporar la meditación o la relajación. La meditación puede ayudar a tomar más consciencia y estar más atento al presente.
Los posibles beneficios del yoga para la salud son:
* Reducción del estrés. Varios estudios han demostrado que el yoga ayuda a disminuir el estrés y la ansiedad, además de mejorar el estado de ánimo y la sensación general de bienestar.
* Mejor estado físico. Practicar yoga puede llevar a tener mejor equilibrio, flexibilidad, amplitud de movimiento y fuerza.
* Tratamiento de afecciones crónicas. El yoga ayuda a disminuir los factores de riesgo para enfermedades crónicas, como enfermedad cardíaca y presión arterial alta. Puede también ayudar a aliviar afecciones crónicas como depresión, dolor, ansiedad e insomnio.
Aunque se puede aprender yoga a través de libros y videos, para los principiantes suele ser mejor aprender con un instructor. Además, las clases generan ambientes amistosos, que también son importantes para el bienestar general.
Todas las personas tienen cuerpos y habilidades diferentes. Según tu habilidad personal, a lo mejor tengas que modificar las posturas de yoga, o el instructor te sugiera que modifiques algunas posturas. Para que te sientas segura practicando yoga y logres todos sus beneficios, escoge un instructor con experiencia y que comprenda tus necesidades.
Independientemente del tipo de yoga que practiques, no necesariamente tienes que hacer todas las posturas. Si una postura te resulta incómoda o no puedes mantenerla el tiempo que el instructor dice, simplemente no la hagas. Los buenos instructores te comprenderán y te animarán a intentarlo nuevamente, pero no sobrepasar tus límites personales es importante.
En la mayoría de las personas sanas, el yoga se considera una actividad segura, siempre y cuando se la practique bajo la supervisión de un instructor capacitado. No obstante, hay situaciones en las que el yoga podría ser peligroso.
Por lo tanto, consulta con tu médico antes de empezar a practicarlo si tienes alguna de las siguientes afecciones o te encuentras en alguna de estas situaciones:
* Hernia de disco
* Riesgo de coágulos sanguíneos
* Afecciones oculares, como glaucoma
* Embarazo: si bien el yoga es seguro para la mayoría de las mujeres embarazadas, hay que evitar ciertas posturas
* Problemas de equilibrio graves
* Osteoporosis grave
* Presión arterial no controlada.
En estas situaciones, podrías practicar yoga si tomas algunas precauciones, como evitar ciertas posturas y estiramientos. Si tienes dudas o presentas síntomas, como dolor, consulta al médico para asegurarte que la práctica te está beneficiando y no perjudicando.